sábado, 23 de octubre de 2010

El gran negocio de la guerra

Muchos de los grandes negocios promueven el crimen y del crimen viven nos dice Eduardo Galeano. Nunca hubo tanta concentración de recursos económicos y de conocimientos científicos y tecnológicos dedicados a la producción de muerte. Los países que más armas venden al mundo son los mismos países que tienen a su cargo la paz mundial.
Y continúa: nunca falta guerra o guerrita para que se lleven a la boca los televidentes consumidores de noticias. Pero nunca los informadores informan, ni los comentaristas comentan, nada que pueda ayudar a entender lo que pasa. Para eso, tendrían que empezar por responder a las preguntas más elementales: ¿Quién está traficando con todo este dolor humano? ¿A quién da de ganar esta tragedia? «La cara del verdugo está siempre bien escondida», cantó alguna vez Bob Dylan
De cada diez dólares que el mundo gasta en armamentos, cuatro dólares y medio van a parar a los Estados Unidos. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, los mayores vendedores de armas son los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Rusia. En la lista, algunos lugares más atrás, también figura China. Y estos son, casualmente, los cinco países que tienen derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La paz mundial esta en manos de las cinco potencias que explotan el gran negocio de la guerra.
Como antes había ocurrido en la guerra de las islas Malvinas, la invasión de Panamá sirvió para que la aviación militar probara la eficacia de sus nuevos modelos; y la televisión convirtió a la invasión de Irak en una universal vidriera de exhibición de las nuevas armas que se ofrecerían al mercado: vengan a ver las novedades de la muerte en la gran feria de Bagdad.
-Cada vez me gusta más leerlo a Galeano.
Por cada dólar que las Naciones Unidas gastan en sus misiones de paz, el mundo invierte dos mil dólares en gastos de guerra, destinados al sacrificio de seres humanos en cacerías donde el cazador y la presa son de la misma especie, y donde más éxito tiene quien más prójimos mata.
Bien decía don Teodoro Roosevelt que «ningún triunfo pacífico es tan grandioso como el supremo triunfo de las guerras». En 1906, le dieron el Premio Nobel de la Paz […] Como el que le acaban de otorgar a Barack Obama, el epígono de la dinastía Bush, que por sus titánicos esfuerzos por lograr la paz en medio oriente, a fuerza de bala y misil, está terminando en Irak hasta con las ratas.
Hay treinta y cinco mil armas nucleares en el mundo. Los Estados Unidos poseen la mitad, y la otra mitad pertenece a Rusia, y en menor medida, a otras potencias. Los dueños del monopolio nuclear ponen el grito en el cielo cuando India, o Pakistán, o quien sea, realiza el sueño de la explosión propia, y entonces denuncian el peligro que el mundo corre: cada una de esas armas puede matar a varios millones de personas, y unas cuantas bastarían para acabar con la aventura humana en el planeta, y con el planeta también.
Pero las grandes potencias jamás dicen cuándo ha tomado Dios la decisión de otorgarles el monopolio, ni por qué siguen fabricando esas armas. En los años de la guerra fría el armamento nuclear era un peligrosísimo instrumento de intimidación recíproca. Pero ahora, que los Estados Unidos y Rusia andan del brazo, ¿para qué sirven esos inmensos arsenales? ¿Para asustar a quién? ¿A la humanidad entera?
Toda guerra tiene el inconveniente de que exige un enemigo, y de ser posible más de uno. Sin la provocación, amenaza o agresión de uno o varios enemigos, espontáneos o fabricados, la guerra resulta poco convincente, y la oferta de armas puede enfrentar un dramático problema de contracción de la demanda.
Es verdad que la oferta de malos ha caído, pero al sur del mundo sigue habiendo villanos de larga duración. A Fidel Castro, el Pentágono tendría que levantarle un monumento, por sus cuarenta años de abnegada labor. Muammar al-Khaddafi, que había sido un villano bastante cotizado, trabaja poco o nada en la actualidad, pero Saddam Hussein, que fue bueno en los años ochenta, en los noventa pasó a ser malo malísimo, tan malo, que de la noche a la mañana en Irak brotaron como hongos después de la lluvia todo tipo de armas de destrucción masiva, belicoso oasis que solo los ojos y los deseos de los Estados Unidos por invadir Irak fueron capaces de ver.
A principios del 91, otro presidente, George Bush, había advertido que no había por qué ponerse a buscar enemigos en las lejanías siderales. Después de invadir Panamá, y mientras invadía Irak, Bush sentenció: -El mundo es un lugar peligroso.
Yo digo que Osama bin Laden se ha convertido ya en un éxito de taquilla, en una figura súper estelar que brilla con luz propia. Y seguirá brillando hasta que la mega fábrica de guerras americana, que genera conflictos como santos el Vaticano, ponga en escena a un nuevo villano que sea capaz de dejar tanta recaudación en las boleterías, como las riquezas que ellos han usurpado a fuerza de invasiones y cañonazos a no se cuantos países a lo largo y ancho de todo el mundo, que a estas alturas, son ya incontables.

"Los Estados Unidos venden cerca de la mitad de las armas del mundo y compran cerca de la mitad del petróleo que consumen. De las armas y del petróleo dependen, en gran medida, su economía y su estilo de vida".

1 comentario:

  1. buena sintesis y reseña sobre lo qe ya se sabe hace años. Aun qe esto se gesto en la 1er guerra mundial y nace a fines de la 2da. conviertiendose USA. en el gran COLOSO.- Qe si hubiera sido ALEMANIA vencedora, estariamos mucho mas avanzados en TECnologia, todo el campo de la CIENCIA, otro regimen Geopolitico - social- Pero es otra la historia.

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