lunes, 21 de marzo de 2011

Amor incomprendido




Dicen que la noche es mágica, mística y romántica. Cuando el sol después de su labor se oculta en el Oeste arrastrando consigo su fulgor, el despacito baja su telón, poniendo fin a su función, dando paso con caballerosidad para que entre en acción la romántica y frenética luna, reina entre las reinas y dueña absoluta de la noche, que con su tenue e hipnótica luz, ilumina los senderos, alumbra las pasiones, enciende los amores y alborota los corazones. Yo siento que a la noche no le pertenezco y que soy un colado en su función. Ella me duerme y yo le aburro indiferente, como a un lector las poesías de un poeta errante que busca satisfacción en donde otros se divierten. De noche la contemplo y no me canso de mirar, tanta inmaculada belleza. Ella me es como un amor imposible, platónico y eterno, a quien deseo por siempre amar, pero sin entrar en su lecho.

domingo, 20 de marzo de 2011

¡¡A la carga mis piratas!!


Hay recesión económica mundial. A pesar de la crisis, la General motors vende autos como caramelos vende un kiosco escolar. Hay escasez de combustible en el lejano Oeste, como así también pocos conflictos que les impiden vender armas para apaciguar su languideciente economía. Los líderes Europeos no son la excepción a la asfixiante y caótica crisis internacional. El acuciante indicador rojo titilante que marca que las arcas están en reserva, dan claros indicios de que si no se orquesta un nuevo polvorín en el mundo, habrá más hambre y más miseria en las tierras de las maravillas. El flamante premio Nobel de la paz Barack Obama, de bastón y galera estrena investidura orquestando una nueva “guerra” con sus viejos aliados del Este, ésta vez contra el tirano dictador Libio Khadafi, perejil de turno, quien a diferencia del otro ex dictador egipcio Mubarak, que por cierto era riquísimo en arenas y piezas de museo, este posee oleoductos y petróleo suficiente como para empachar y atragantar a varios peces gordos de un solo bocado. Para ser exactos, Libia es dueña de una gigantesca reserva de unos 46 mil millones de barriles de crudo liviano. Leyó bien. Tamaño despliegue aéreo y marítimo por parte de los rapaces de la OTAN, quedan plenamente justificados. Operación "Liberación", las pelotas. A ninguno de ellos les importa un rábano la vida de un Libio, Iraki, Afgano y la de otros nadies. A esta altura y con todo lo que hemos aprendido de las invasiones capitalistas a lo largo y ancho de toda la historia, o hay que ser muy ingénuo en seguir creyendo que las supuestas invasiones son con fines liberadores, o muy hijo e puta. Una de dos. Al endriago capitalista, hace un tiempo ya que se le cayó la careta. Estos líderes desvergonzados que cínicamente se hacen llamar demócratas y liberales, andan condenando los conflictos bélicos por los cuatro puntos cardinales del globo, y a dictadores por crímenes de lesa humanidad, por tener la osadía de andar matando rebeldes civiles insurrectos con las mismas armas que ellos subrepticiamente les venden. Estos religiosos por conveniencia y no por obediencia, antes de lanzarse al ataque, impávidos con una mano sostienen la Biblia y con la otra cargan el garfio. En el mundo soplan nuevos vientos de guerra y pocas cosas son las que necesitan los mandamases del planeta para lanzar el desgarrador zarpazo, esta vez por la “liberación” Libia: Un pretexto barato, el acusador dedo índice sobre el mapamundi, el visto bueno de la ONU, (que responde a USA como el trueno al relámpago) inflar pecho con venia patriotera mediante, y el trompetazo de guerra para pasar a la acción. Sin más, así de fácil. Organizan guerras y guerritas como estudiantes arman una quermés en un fin de semana colegial. Días antes del ataque, la archi manipulada prensa internacional prepara el terreno anegando cerebros y convenciéndolos que a quienes atacan son un inminente peligro para la paz mundial y también para su propio pueblo. El mismo verso y la misma y eficiente cantinela de siempre. Una vez hipnotizados los ingenuos ojos del mundo, los rapaces tienen bandera verde para arrasar con la cosecha. El tirano malo malísimo de Saddam Hussein que según el Imperio tenía armas de destrucción masiva listas para usar contra los good boys de Occidente y que sirvió de pretexto para invadir Irak con el único fin de apropiarse de su petróleo, lo único que le encontraron fueron un fusil de asalto de oro macizo, cohetes de utilería, ilusorias bombas atómicas a montones, lúgubres pasadizos secretos, y uno que otro tanque de guerra inflable que servían de señuelo en los interminables desiertos irakies, a quienes los caros y sofisticados misiles americanos los atravesaban como cuchillo a la manteca.
Nadie pone en duda la tiranía de un dictador sangriento como Khadafi, ni apoyo la matanza contra su propio pueblo para seguir erigido en el poder y prendido de la teta que tanto lo enriqueció y beneficios le dio. Yo digo NO A LAS GUERRAS en cualquiera de sus facetas. Es el pueblo Libio quien tiene que resolver sus conflictos, echar camino a rodar y animarse a ser libres, abrazarse sin miedo a la tan ansiada democracia, que dentro de todo es la menos peor de los sistemas de gobierno, sin tener que recibir una “ayuda” para su liberación. Ayuda impuesta que llegó desde los aires a misilazo limpio. Bombardeos que llevaron más muertes, horror y destrucción a la castigada Libia. ¡Linda manera de ayudar!. Y yo pregunto, ¿para cuando la liberación al pueblo palestino? HIPÓCRITAS. Francia dio el puntapié inicial con un cañonazo aéreo, a ellos les siguieron los viejos piratas al servicio de la corona británica, los Tío Sam, la Alemania de Ángela Merkel, que de ángel tiene lo que el diablo tiene de santo, y a la cola la católica España, que viene de atrás recogiendo las migajas que las águilas dejan.
Con este nuevo conflicto orquestado con pitos, bombos y platillos por los grandes tiranos mundiales y héroes de pacotilla, aparte de sacar grandes réditos para sus enjutas economías, sirven también para probar los nuevos chiches bélicos, con aviones que se hacen nudos en los aires de tantas volteretas que dan. Hay que encontrar objetivos reales para probar las nuevas bombas inteligentes, que ya son tan listas que hasta suman, restan, multiplican y dividen. El Imperio necesita incesantemente de raros minerales para la construcción de sus satélites, celulares y bombas inteligentes. Los países a quienes invaden para una heroica liberación, siempre todo lo tienen.
Libia no era prioritaria para Washington, no estaba en sus planes, pero la más zorra entre los zorros, la Secretaria de Estado Hillary Clinton, convenció al timorato de Obama para que llevase a cabo la invasión. Esta es una operación para controlar a futuro los recursos naturales de Libia. No de manera inmediata. Detrás de las bambalinas ya maquillan al nuevo títere para Libia, y los cerebros del pentágono con sorprendente perspicacia dan rienda suelta al dedito travieso que tarde o temprano posará manchado de sangre sobre algún punto del globo, rico por cierto en recursos naturales y pobre muy pobre de gentes y libertades.
A ninguna nación del G-20 se le ocurrió orquestar una liberación en las tierras egipcias ataviadas de pirámides y reliquias de museo, en donde el ex dictador Mubarak, que al igual que en Libia (rica en petróleo y oleoductos, vaya casualidad) reprimió a la población a balazo limpio, sin que a los líderes mundiales se les mueva un pelo para ir en ayuda de los compungidos civiles que a grito pelado pedían ayuda a la comunidad internacional. Santa paciencia tuvieron con el Mubarak, triste y necesario títere a las órdenes del imperio. Ni una sola condena para él. Apenas un tibiecito tirón de orejas como para que el enojado mundo no levante mucho la voz. Están tramando lo mismo con Irán (rica en petróleo, gas natural, carbón, cromo, cobre, mineral de hierro, plomo, manganeso, cinc y sulfuro) tacuchándonos los sesos, ojos y oídos con la perversidad del nuevo Saddam Hussein, Ahmadineyad, el nuevo peligro mundial a los ojos del Imperio. La prensa miente a destajo, está asquerosamente manipulada y ya todo lo hace a uno dudar. A nadie se le ocurrió invadir Egipto, un país lleno de momias y arena, pero los vampiros no comen vidrio, paradójicamente viven de la sangre que derraman, de las tierras que chupan, y del petróleo que absorben con sus afiladísimos colmillos, que siempre están listos para clavarse en quien haya tenido la desgracia de haber nacido con el tan codiciado oro negro, bendito elixir que todo lo puede y que es rey entre los reyes quien lo retiene.