sábado, 24 de septiembre de 2011

Los libros y el tiempo

Un libro olvidado por la historia y las gentes, deshojado de añoso, apesadumbrado de tanto esperar y con la boca seca de tanta sed por atragantados palabreríos, obligado duerme en una biblioteca llena de tránsito. Quejoso mudo él se reusa a jubilarse. Quiere ser despertado porqué está lleno de cosas para contar, y en sus adentros espera de nuevo ser re descubierto para que otros descubran lo que él hace mucho tiempo ya descubrió.

(Para Gustavo Retamoso. Con afecto. Espero un día el destino nos vuelva a unir en algún lugar pletórico de letras y palabras mundanas en donde supimos compartir gratos momentos rodeados de libros y literatura, vicio que compartimos y pasión que abrazamos. Se los va a extrañar estimado. Enormemente)

martes, 20 de septiembre de 2011

Por el Cosmos yo quisiera viajar


Cuando me toque partir,
a una nube no quisiera subir,
ni seres mágicos me interesarían descubrir.
A una estrella me gustaría abrazar,
y por el Cosmos poder viajar
entrelazado en una infinita cadena de átomos,
en un eterno viaje interestelar.
Acoplarme a un cometa, e ignotos mundos visitar,
cuásares pulular y con púlsares y estrellas poder danzar,
infinitamente, para toda la eternidad.

(Dedicado a mis amigos Carlos M. Gómez Zanni, Karl Stulberg, Gustavo Camicia, Pablo Herrera, Malena Quaglino y Alejandra, quienes comparten conmigo iguales creencias y la misma pasión. A mi papá Alfredo, fusionado a una estrella o a donde quiera que esté, con todo el amor del mundo, el fana)

martes, 13 de septiembre de 2011

De libros y de amores


Todas las noches, y aunque sea de a pedacitos, siento el deseo de estar con ellas, de tenerla entre mis manos, de acariciarlas suavemente con las puntas de mis dedos, mimarlas y cautivarme con su fino y distintivo perfume que sabe a madero y leño. Contemplarlas de lado a lado y de arriba a abajo, deleita, enamora y desata pasiones desesperadas a las que no escapan corazones ni neuronas, y arrebatarle caricias sutiles con cada vuelta de hoja, es un acto de amor del más puro y sincero. Uno quiere cumplir al estar en su compañía, como el sano compromiso que uno siente con quien ama. Ellas no sienten celos de las demás, ni pueden expresar sentimientos, pero embelesan a quienes las contemplan con ávidos ojos de curiosidad y sed de saber, de aprender. Ellas, o ellos, las obras, los libros, son como una mujer, no se comparten ni se prestan, se las mezquina y se las cuida, como un preciado tesoro quienes muchos desean arrebatar.