domingo, 10 de enero de 2010

Nace un ídolo entre los anfibios: Limon ra, el dios de la jarana y "Las ranas legionarias de la taberna de los sábados por la noche"


Este dios que nació accidentalmente entre los anfibios, era un charlatán con una gran retórica, un loco tocado de sueños mesiánicos, y un timador embustero que vivía de los tontos. A diferencia de otros dioses, Limon ra era un haragán amante de la jarana, de la verbena, la fiesta, el júbilo y la algarabía; detestaba lo bueno, lo decente, la parsimonia y lo pacífico. Incitaba permanentemente la joda y el bullicio. En contraste con otras religiones, Limon les prometía a la generación adúltera y pecadora que cuando mueran, siete bellas ranas vírgenes les esperarían en los pantanos celestiales del más allá, donde vivirían eternamente entre la lujuria, la jarana y el opíparo. ¡UN GRANDE! Este fiestero disoluto amenazaba a los anfibios íntegros de buena moral, achicharrarse en los pantanos más pestilentes, donde las ranas más horripilantes las castigarían con sal sobre sus enjutos lomos por el resto de la eternidad (…) Y eso si, guay con querer adorar a otras deidades paganas, porque ahí será el llanto y el rechinar de dientes, donde el castigo y el dolor serán de una magnitud indescriptible e inimaginable.

Las ranas también crearon su dios a imagen y semejanza, con la diferencia de que ésta no sacrificó su vida para librarles de los pecados a sus congéneres ni mucho menos, sino que un sábado por la noche, el dueño de la taberna en un acto de furia, cansado de las charlatanerías de ese embustero y farsante, (requisitos indispensables para llegar a dios) la crucificó por no pagar el morfi y el chupi que la rana Limon les había ofrecido a sus discípulas en la que fue su última cena. Fue ahí cuando sus ranas-apóstoles fundaron la religión de "Las ranas legionarias de la taberna de los sábados por la noche", en donde la líder rana se convirtió en Limon ra, el dios de la jarana. Se le conoce al menos un milagro. En una noche de convite, en la que se les había acabado el Juice of green seaweed (algo así como la cerveza nuestra pero a base de algas en vez de malta, con un marcado sabor a limón) y con unas ganas locas de seguir chupando, desesperados y sin un cospel, la rana adalid cerró los ojos, usando como talismán dos limones elevó sus manos sosteniendo uno en cada de una de ellas, miró al pantano, dijo unos croac croac cuasi-mágicos, y como por arte de magia a sus espaldas sobre la barra le apareció una botella de Juice of green seaweed incólume ¡Milagro! No, nada de eso. Luego se supo que el cantinero que estaba agachado detrás del mostrador, la había puesto sobre la barra para luego llevarla a una mesa. El cantinero jamás supo que pasó con su botella. Las ranas-apóstoles tergiversaron los hechos y se encargaron de ocultar la evidencia. No se necesitaron más pruebas que las requeridas y el milagro le fue concedido ipso facto. Resultado: Nació una religión (y van…) entre los anfibios y las ranas bullangueras ya tienen un ídolo a quien venerar. Limon ra, la rana fiestera y disoluta de la taberna de los sábados por la noche. Amén.

"Yo digo que ambos somos ateos. Yo sólo creo en un dios menos que tú. Cuando entiendas porqué tú deshechas todos los otros posibles dioses entonces entenderás porqué yo deshecho el tuyo" (Stephen F. Roberts)

1 comentario:

  1. Querido amigo. Me has puesto en un brete! Amo las ranas y sapos. Hasta una calco tengo en mi auto. Una peluche en mi cama. Montones de ranitas por la casa que me han traído de varias partes quienes viajan y saben de mi afecto a este ¿DIOS?. O sea, yo soy politeísta? Menudo descubrimiento a esta altura de mi vida. Mas me hubiese convenido ser poligámica.Pero bueno, le pido encarecidamente que a medida que se vaya develando en Ud. el fundamento de esta religión, me lo haga saber. Ya mismo debo poner al lado de mi cruz a la Rana Renne. Beso amigo.

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